El blog de Ranse

20.3.07

El deporte puede ser un espectáculo


Y lo es cuando es auténtico. Y auténtico es el rugby, sobre todo el Torneo de las Seis Naciones (yo lo prefería cuando eran cinco, pero hay que reconocer que, siete años después de su incorporación, Italia va acoplándose al nivel de los demás). Esta competición se instauró en 1883 como Torneo de las Cuatro Naciones (las británicas), hasta que en 1910 se incorporó Francia. Después de más de 120 años, y aunque el rugby de elite ya no es un deporte aficionado, estos partidos entre selecciones mantienen un alto nivel en tres aspectos: técnico-táctico, emotivo y mediático. Porque para un espectador resulta de lo más estimulante el ver, por ejemplo, cómo Inglaterra, en el último minuto de su último compromiso de este año, que le enfrentaba el sábado pasado a Gales, y ya sin ninguna opción de ganar el Torneo ni el partido, se batía el cobre por marcar un ensayo como si fuese la final de la Copa del Mundo. Eso es muy difícil verlo en otros deportes. Y, para los que piensan que es un deporte de animales, les recomiendo que vean, sin prejuicios, cualquiera de estos partidos, y que piensen en la frase que se dice sobre el rugby: "Es un deporte de truhanes jugado por caballeros". No es gratuita: los que lo practican se la creen y la siguen de buena fe. Por cierto, mi enhorabuena a Francia, ganadora de este año, aunque yo soy galés de toda la vida.

26.2.07

Pull en la Fnac


Siempre es interesante ir a Madrid, como a cualquier gran capital europea. La calidad y la diversidad de la oferta cultural son amplísimas. El sábado tuve la ocasión de ver al grupo hispano Pull, que presentaba su segundo y, hasta ahora, último Lp, Take Your Time. Digo grupo hispano y no español porque lo forman un nativo de Madrid, otro de Santiago de Chile y otro de Bogotá. También cuentan con un cuarto elemento, que se encarga de proyectar imágenes, aunque el sábado pasado no se dejó ver (al menos yo no lo vi). Pero al grano musical: trío potente, de calidad y con empuje, como su nombre indica. Su guitarrista y cantante, Marcelo Segarra, domina el arte de tocar rítmica y melódicamente a la vez, y a ello une una voz muy personal, que alterna registros suaves y agresivos (en estos últimos se excede un poco, a mi entender). La sección rítmica es ideal: un bajista muy presente pero no apabullante, y un batería con patrones imaginativos y que nunca deja de aportar ritmo sin abusar de los fuegos artificiales. La próxima vez que los tenga cerca no me los perderé.

5.2.07

Ataraxia, por favor


Ojalá se pudiesen racionalizar los sentimientos de tal manera que uno supiese siempre cómo estar, sino bien, por lo menos no mal. ¿Hasta qué punto debemos conformarnos con lo que tenemos, cuando no es poco, y debemos dejar de aspirar a conseguir un grado mayor de felicidad? Y, sobre todo, ¿debemos tener el valor de forzar un cambio en nuestra vida para eliminar la fuente de una posible decepción? Y cuando ese cambio produciría unas consecuencias irreversibles, ¿cómo pesar en una balanza el riesgo para saber si a la larga será positivo, sabiendo que a corto plazo provocará sufrimiento? ¿Cómo averiguar si uno está sufriendo un mal de baja intensidad y debe provocar la crisis de la patología para sanar del todo? ¿Y si nos equivocamos y es entonces cuando enfermamos de verdad? Dicen que si con los sentimientos se pudiese hacer como con las matemáticas, la vida sería mucho más aburrida. Pero deberíamos poder saber si realmente es así.

29.1.07

Nominadas a los Oscars (4) - Babel


Viene arrasando, pero a mí no me convence. El formato "vidas cruzadas" viene dando muy buenos resultados desde que Robert Altman lo puso en práctica en 1993. A Tarantino también le gusta cultivarlo, a menor escala de personajes, jugando con el orden cronológico y en unas claves de cultura pop muy diferentes. Paul Haggis obtuvo buenos beneficios gracias a esa apuesta el año pasado con Crash. Alejandro González Iñárritu (mejor diríamos el binomio A. González Iñárritu-Guillermo Arriaga, su guionista) demostró saber manejar ese entramado con Amores perros (2000) y, ya dentro de Hollywood, en 21 gramos (21 Grams, 2003). Preo creo que con Babel se les ha ido la mano: en lugar de meternos en un intrincado laberinto de personajes, deciden minimizar ese aspecto del guión y optan por centrarse más en los sentimientos de los protagonistas. Pero lo hacen de la manera más fácil: con muchos primeros planos (las más de las veces estáticos) de las caras de los sufrientes personajes, contrastando esos planos con imágenes de los lugares donde suceden los hechos, inhóspitos cada uno en su estilo: el desierto marroquí, la deshumanizada frontera EE.UU.-México y el superpoblado Japón. Es decir: la soledad y la amargura surgen en cualquier lugar, y además provocadas por el famoso efecto mariposa (en el que para nada creo, por lo menos en su versión absoluta). Vale: de nuevo el mensaje me sirve: Lo malo es que lo que sucede no da para mucho: pasan muy poquitas cosas para 140 minutos, y el montaje se resiente, cosa que en una película de estas características es pecado. Deben llevarnos de un lugar a otro y que los acontecimientos de un escenario nos recuerden, siquiera de vez en cuando, lo que acabamos de ver en otro. Eso sí: como es lentita, siempre podrán decir que "rezuma sensibilidad". Si ésta es la mayor rival que tiene Infiltrados, Scorsese debería dormir tranquilo, aunque nunca se sabe. Bueno: yo me he mojado.

Nominadas a los Oscars (3) - Pequeña miss Sunshine


Y esta es la comedia blando-familiar que aparece de vez en cuando en la lista de candidatas al Oscar a la mejor película. Ya serían demasiados dos años de crítica político-social. Hombre, no es que no compartamos el mensajito de la película: hay que dejar de asumir los roles preasignados y seguir por el camino que tenemos claro (si lo tenemos) en la vida. Claro. Lo firmo. Pero lo que no firmo es la ñoñada, que tiñe toda la película: un padre con sentimiento de fracaso por que lo traiciona un socio comercial, un cuñado homosexual con tendencias suicidas, y un hijo adolescente con un empecinamiento infantil por lograr ser piloto de aviación. Por cierto: ¿por qué la ilusión de la niña por ganar el concurso de belleza es digna de estímulo y la del chaval por ser piloto no lo es? Lo único verdaderamente valioso del film es la actuación de Alan Arkin (aún así, demasiado breve para recibir el Oscar al mejor actor secundario) y el baile final de la protagonista (por cierto, también nominada, pero en este caso simplemente por su desparpajo infantil, también a mi juicio insuficiente para el galardón). Una peliculita que, al lado de El truco final (El prestigio), no es que palidezca: es que es un cadáver.

Nominadas a los Oscars (2) - La reina


Otro peso pesado de la industria, Stephen Frears, que siempre intenta mantener la equidistancia entre producciones a la europea, teóricamente más trabajadas, y a la hollywoodiense, teóricamente más "comerciales" (como si las películas europeas no pretendiesen recaudar). La reina es una película correcta. Y lo es en todos los sentidos. Su factura es de calidad: un guión (y su desarrollo) muy convencional, un diseño de producción impecable, un buen casting y, sobre todo, una magistral interpretación de Helen Mirren (hay que oírla en versión original: es impresionante la majestar que irradia; quizá más que la propia reina). Ella es quien debe llevarse el premio a la mejor interpretación femenina, tanto por este trabajo como por su larga carrera, siempre de alta calidad (ya sabemos que los Oscars tienen en cuenta tanto el presente como el pasado). El film también es correcto en el posicionamiento que toma frente a la monarquía. En la primera parte, tanto la reina como su familia reciben un varapalo (no hay más que ver la caracterización del príncipe Felipe como una persona enormemente insensible), mientras es Tony Blair quien se lleva los elogios: modernidad frente a anquilosamiento. Según va avanzando, a la reina se la disculpa y se la elogia por saber rectificar, comprendiéndola por los sapos que debió tragar aquellos días de la muerte de Diana. En fin: un suave correctivo para una mujer que, según se confiesa en la propia película, encarna una institución sin la cual Inglaterra no se comprendería. De todas maneras esto, viniendo del director de Mi hermosa lavandería (My beautiful laundrette, 1985), film en el que se atacaban ciertos convencionalismos de la sociedad británica, me sabe a muy poco.

Nominadas a los Oscars (1) - Infiltrados


Punto 1: Los Oscars no identifican "el mejor cine" ni lo pretenden.

Punto 2: Los Oscars simplemente son los premios que se da a sí misma la industria cinematográfica norteamericana.

Punto 3: Como se trata de una industria, no sólo se tienen en cuenta criterios artísticos, sino también de rendimiento en taquilla; para eso es un negocio.

Punto 4: Hechas estas advertencias, comienzo aquí una serie de posts dedicados a la crítica de las candidatas a los A.M.P.A.S. de este año.


La Academia de Hollywood tiene una deuda con Martin Scorsese. Que a estas alturas no lo hayan premiado nunca con el Oscar al mejor director tiene delito. Taxi Driver (id., 1976), Toro salvaje (Raging Bull, 1980) o Uno de los nuestros (Goodfellas, 1990), serían suficientes para justificar al menos un galardón. Estoy de acuerdo con muchos en que es un cineasta con grandes fiascos: pensemos en Kundun (id., 1997) e incluso Gangs Of New York (id., 2002). En su peor versión, es un gran pedante: cámaras lentas y planos detalle sin venir a cuento, para subrayar lo innecesario, son una marca de fábrica. Sin embargo, su trayectoria es mucho mejor que peor: es uno de los grandes, y ha conseguido mantener su personalidad intacta en una industria muy traicionera. Pero además, es que esta película por la que es de nuevo candidato, está bien, bien, bien. El guión es muy interesante, de esos que se prestan a un juego de espejos: una situación semejante, a la inversa, para dos personajes, defendidos con más éxito de lo esperado por Matt Damon y Leonardo Di Caprio (está aprendiendo por fin el oficio). Una muestra de buen director es el control que consigue sobre un gran histrión como Jack Nicholson, que sólo pone los ojos en blanco en apenas un par de secuencias. El montaje, como es habitual, resulta impecable y hace muy ágil una trama que por momentos roza lo excesivamente complejo. Lástima que el tramo final se resuelva con un mal truco de guionista: nos revelan de golpe algo que ha sucedido de lo que no tenemos la más mínima pista pero que soluciona todo y permite dar el gran hachazo final. En fin, un film con sus imperfecciones, pero que merece ser el ganador, tanto en la categoría de película como de director. Próxima entrega: La reina.

25.1.07

J. J. Cale & Eric Clapton - The Road To Escondido


Acaba de cumplir 68 años y ahí lo tenemos: fiel a sí mismo como pocos. Ésa es la mejor manera de mantener a tus fans de toda la vida y, quizás, sumar algunos nuevos. Cale yClapton: para muchos esta es una de las mejores asociaciones de guitarristas que pueden darse. Yo admiro a los dos, pero Clapton siempre me ha dejado un poco frío, aunque no dejo de reconocerle su maestría. Lo de J. J. Cale es otra historia: calidez es la palabra que lo define, y cálida me quedó el alma cuando escuché este nuevo Lp, en el que está tan en forma como siempre. Cálida es su voz, que no pasará a la historia por su técnica, y cálida, a veces abrasadora, es su guitarra, que en el corte número 6, Dead End Road, se queda sola. Magistral en concepción, ejecución y producción. Por muchos años, señor Cale. Y muchas gracias.

24.1.07

La Pene y el Oscar


Ya está. Ya la han nominado. La que se nos viene encima. Y eso que todo el mundo sabe que no se lo van a dar (es clarísimo para Helen Mirren: un papel mimético, de los que gustan en Hollywood, y además lo borda). Pero en este país que nos hemos dado vamos a tener a la Pene hasta en el folículo piloso. Pues me niego. A ver si alguien (por ejemplo, yo) dice las cosas como son: es una actriz bastante limitada, que en Volver está bien, como se debe exigir a cualquier profesional (en las escenas que comparte con Carmen Maura, ni se la ve), pero nada más. Por cierto, que en los comentarios del DVD se ve que no sabe hablar. De todas maneras, ya sabemos que las nominaciones se consiguen a base de bombardeo mediático y, sobre todo, de que te conozcan allá. Y a la Pene la conocen, más que nada por su escote. Eso sí, algo tendrá cuando hace algunos años la revista Vogue la incluyó en una portada que titulaba "Leyendas de Hollywood" (¡ojo, leyendas!), junto a Sophia Loren, Lauren Bacall, Meryl Streep... Lo que le hizo sospechar a un servidor que sus capacidades deben estar más desarrolladas en determinados campos... En fin, a aguantar el chaparrón de mediocres lameculos que escucharemos durante un mes y algo hablar maravillas de "la gran actriz española". Parafraseando a Machado (perdóneseme), "Todo pasa y todo queda, pero lo de la Pene es pasar".

22.1.07

El truco final (El prestigio)



Christopher Nolan va para cineasta de los grandes. Tiene muy claro cómo se escribe un guión para que dé un buen resultado en pantalla. Elige (tiene la suerte de poder hacerlo, claro) muy bien a sus actores, ambienta muy bien la puesta en escena y es capaz de planificar y montar sus películas de manera que resulten muy accesibles. Todo esto no es nada fuera de lo corriente: lo raro y excelente en él es su capacidad para, al mismo tiempo que logra todo lo anterior, acercarse al interior del ser humano. Sus cuatro películas, digamos mayores, son las siguientes: Memento (2000), Insomnio (Insomnia, 2002), Batman Begins (2005) y esta que nos ocupa. Todas ellas nos presentan a unos personajes llevados al límite de sus posibilidades como persona, y las consecuencias que ello les trae, para bien o para mal. Y parece que él también se ha ido pidiendo más cada vez: en las dos primeras nos habla de dos individuos más o menos anónimos; en la tercera se atrevió con todo un icono de la cultura popular como Batman. En esta última nos cuenta la historia de, no uno, sino dos hombres capaces de todo para vencer al otro, hasta que en la gran escena final, como uno de los magos del film, nos revela el truco: no es otro que el sacrificarlo todo por el éxito, pero a un nivel que no sospechábamos. La complejidad que Nolan alcanza en el desarrollo de las personalidades de los dos protagonistas es enorme, de tal manera que a ambos los vemos como dos auténticos seres humanos: fuera maniqueísmos. Gran guión, inspirados actores y experto director: tiene que salir una gran película.